Una de las etapas más añoradas de nuestra vida una vez que somos adultos es, sin duda, la niñez. Esto sobre todo debido a la inocencia que nos invade a esa edad y a que los problemas del mundo y de nuestro alrededor son prácticamente imperceptibles para nosotros.
Caso contrario cuando somos adultos totalmente independientes, ya que en esa etapa tenemos diferentes preocupaciones que agobian nuestro existir; como la escuela, el dinero, el trabajo, las relaciones, entre otras cosas.
No por nada se ha popularizado mucho en redes el tema de que el deseo más absurdo que pudimos tener de niños, fue querer ser adultos.
Sin embargo, a la par de esto, también se ha acrecentado un tema sumamente polémico e igualmente relacionado con la infancia. Y que, de hecho, se contrapone directamente con esta añoranza de los adultos hacia su propia niñez y del que te hablaremos en este artículo.
Nos referimos a la misopedia, también conocida como paidofobia, pedofobia o más coloquialmente nombrada como ¨niñofobia¨ y cuyo significado no es más que el odio, aberración o ¨miedo¨ a los y las niñas.
¿De dónde viene el término misopedia?
La palabra misopedia aún no es un término propiamente acuñado en nuestro lenguaje, sin embargo, se utiliza cada vez más para referirse al sentimiento de aberración que tienen los adultos hacia los niños.
En cuanto a su etimología, tiene su origen en el griego y significa literalmente ¨odio a los niños¨. El término está compuesto por miso que significa yo odio y paidon que significa niño, más el sufijo ia que se refiere a una cualidad.
Puede que hasta ahora te sientas un poco identificado o identificada con el término porque no toleras los juegos, gritos o travesuras de los niños y crees que es válido pero te has preguntado
¿Por qué a pesar de que añoras tu infancia y crees haber tenido una buena niñez, aborreces a las personas que están en esa etapa?
También existen casos completamente contrarios, de quienes reconocen haber tenido una mala infancia y debido a ello sienten una aberración hacia los niños. Y aunque son experiencias diferentes, en realidad en ambos casos es necesario acudir a terapia con una profesional con licenciatura en psicología para aprender a sanar nuestra propia infancia ya que de ahí se deriva la niñofobia.
El odio a los niños también se le puede atribuir a un término cuya popularidad también va en aumento y va muy de la mano con la misopedia, nos referimos al adultocentrismo.
¿Qué es el adultocentrismo?
¨Cuando tengas tu casa y ganes tu propio dinero podrás opinar¨, ¨No me contestes porque aquí el adulto soy yo¨, ¨aquí mando yo¨. Estas son algunas de las frases adultocéntricas que seguro has escuchado alguna vez en tu vida de un adulto, sobre todo cuando fuiste niño, adolescente o joven.
De esta forma, podemos entender el adultocentrismo como un tipo de hegemonía en la que los adultos ostentan el poder y son el modelo a aspirar del resto de la población, sean niños, adolescentes, jóvenes y hasta adultos mayores.
El adultocentrismo se relaciona directamente con la misopedia al momento en que los adultos comienzan a visionar un mundo sin niños para tener mayores comodidades al dejar de exponerse a comportamientos y existencias infantiles.
Y no, con esto no nos referimos a las personas que no quieren tener hijos ya que esto es una decisión personal y compleja que se toma con base en otros factores, ya que aunque no tengas misopedia, no es obligatorio que quieras tener hijos.
Más bien aludimos a los espacios que se ofertan literalmente como libres de niños y a aquellos que no están adaptados para esta población.
Por ejemplo restaurantes, transportes, vacaciones, escuelas, trabajos, poblados, sin mencionar los establecimientos que sin motivo ni razón limitan la presencia de los niños sin ninguna consideración, dejando a padres y madres que no tienen quién cuide a sus hijos e hijas sin la posibilidad de acceder a ciertos lugares.
A esta misopedia y adultocentrismo también se le suma la misoginia que sufren muchas mujeres al estar embarazadas y recibir comentarios como ¨ya arruinaste tu vida¨ , ¨ahora te tienes que dedicar solo a tus hijos¨ , ¨ ahora vas a tener que dejar tus estudios y/o tu trabajo¨, entre otros.
Cuando en realidad el hecho de que la vida de una mamá se imposibilite no es culpa ni de las mujeres ni de sus hijos, sino del sistema que permea el discurso de odio hacia las infancias y que no permite una vida digna a las mujeres que desean ser madres y continuar con su vida laboral, profesional, etc; bajo la falsa idea de que la maternidad absorbe al punto de tener que abandonar cualquier otro aspecto que no sean los hijos.
Está de más decir que tanto el adultocentrismo como la misoginia son comportamientos que tienen raíz en traumas que se originan precisamente en la infancia y adolescencia y que deben tratarse en terapia con una profesional con licenciatura en psicología experta en este tipo de temas.
¿Por qué está mal la misopedia?
Parece increíble tener que aclarar por qué el odio hacia un sector muy específico de la población está mal. Basta con cambiar la palabra niños por asiáticos, mujeres, judios, afrodescendientes, indígenas, etc., para entender que en realidad no se trata más que de una violación a los derechos de los niños y un tipo de discriminación interiorizada que se está normalizando de forma muy peligrosa.
Con base en todo lo anterior, es necesario aclarar que el odio hacia los niños no es más que la externalización de los traumas sin sanar de nuestra propia infancia.
Es decir, somos nosotros, no ellos y es completamente necesario acudir con una profesional con licenciatura en psicología para descubrir qué es lo que nos atormenta desde niños y no nos deja seguir con nuestra vida y lograr finalmente reconciliarnos con nuestro niño interior.
Y no solo es importante acudir con una terapeuta con licenciatura en psicología para combatir este odio a los niños y reconciliarse con nuestro niño interior sino para también sanar nuestras relaciones personales con otras personas como nuestra pareja, nuestros amigos, hermanos, etc.
¿Por qué? Por que de la infancia nacen los traumas y actitudes que provocan que de adultos juzguemos e hiramos a otras personas desde nuestras propias heridas emocionales. Ahí tenemos el claro ejemplo de la película el ¨Joker¨ o más recientemente ¨Cruella¨.
Para finalizar, te recomendamos que si te sentiste identificado con este artículo y quieres sanar, debes acudir con una profesional con licenciatura en psicología que te brinde terapia encaminada a resolver traumas de la infancia.
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