Quedarse en casa es una de las principales recomendaciones ante el virus por COVID-19. Pero ¿Qué pasa cuando esta medida se vuelve un peligro latente para algunas personas?
Cuando quedarse en casa representa una amenaza…
La violencia contra mujeres ha crecido de manera alarmante en LATAM al verse obligadas a quedarse en casa con sus agresores durante la cuarentena. Aunado a esto, el estrés por la situación económica solo logra agravar la situación.
Según datos de la Agencia Digital de Innovación Pública, la atención de apoyo y auxilio a mujeres incrementó hasta 3 veces al comenzar el confinamiento. Mientras que en enero se recibieron 323 llamadas de mujeres por violencia de género, en marzo, las llamadas aumentaron a mil 48.
Por si fuera poco, los servicios de salud y emergencias se encuentran totalmente centrados en casos de coronavirus. Esto ocasiona que la atención y cuidado de las víctimas por violencia de género se vea considerablemente reducida.
El aumento de estas situaciones se debe a que el agresor pasa más tiempo en casa y no tiene muchas distracciones por lo que su estrés aumenta y su forma de manejarlo es a través de la violencia.
Las cifras y la situación en general es preocupante. La violencia de género representa una pandemia invisible que solo podemos erradicar con una deconstrucción de nuestros valores, así como de la cultura machista que enferma nuestro país.
De hecho, si quieres comenzar en este proceso, puedes tomar un curso de higiene mental que promueve la limpieza de tu mente para conservar su salud y evitar enfermedades. De esta forma lograrás desechar creencias, ideas y pensamientos desagradables o incorrectos que te hacen perder energía y te predisponen negativamente ante situaciones en las que es mejor permanecer tranquilo y lúcido para lograr tomar las decisiones correctas.